Irma Ramírez Molina/
JAQUE CON DAMA
En Chiapas avanzó el reloj del tiempo político electoral, se relevaron dirigencias políticas y con ello, avanzó el grupo político que gobierna actualmente: se establecieron posiciones más claras, se despejó la duda desde el gabinete de quienes tienen la autorización para “caminar” en pos del 2024 y, para el caso de Tuxtla Gutiérrez, se configuró una traición más del alcalde, Carlos Morales Vázquez.
El actual presidente municipal traicionó el acuerdo que le permitió llegar a su primera y segunda candidatura en Tuxtla Gutiérrez: la idea era que para este 2023, orientara esfuerzos a favor de Felipe Granda Pastrana (el que le ganó la encuesta en 2018 y 2021), e irlo perfilando para el 2024 como la opción cantada de Morena para sustituirlo en la próxima elección. Pero Carlos Morales es un terco y un traidor: está entregado a Aquiles Espinoza García, (actual secretario de Transporte) en un amasiato político, porque es su fiel escudero, compadre y tapadera y pretende imponerlo en la candidatura en esa supuesta “línea continua” de Claudia Sheibaum, Zoé Robledo y Aquiles para Tuxtla Gutiérrez. Incluso, en la idea de ir preparando el terreno, pretende volver a nombrarlo Secretario General del Ayuntamiento para que comience a operar en el territorio capitalino a sus anchas, bajo la eterna sospecha de corrupción que siempre lo ha perseguido y tratando de controlar su ira y su rabia contenida para posicionarse de cara a las encuestas.
Aquiles no tiene la menor posibilidad en una contienda abierta contra Felipe Granda; sin embargo, está confiado de todo lo que pueda amarrar vía Carlos Morales con Bienestar de José Antonio Aguilar Castillejos (que está molesto, porque su grupo fue apartado de toda decisión política) y en el entendido de que incluso, Aquiles representa a ese “viejo PRI” que le restaría ―supuestamente― la poca fuerza que tiene Willy Ochoa en el escenario capitalino. Pero Aquiles Espinoza es un apestado político dentro de Morena, un cadáver en lo partidista que tiene como padrino a otro lastre como Carlos Morales que, emperrado en el poder, no quiere soltar la teta, a costa de echarse a todos los grupos políticos en contra por imponer a su incondicional que, además, no levanta ni el polvo en las encuestas. BASE DE DATOS…- Apreciable lector, permítame agradecerle que durante este 2022 se tomó la molestia de leer mis opiniones. En esta última columna del año, luego de haber superado el covid-19, le deseo que para el 2023 el universo le de todo lo necesario y sobre todo salud. Feliz Año.*
Cantada vale doble: José Antonio Aguilar Bodegas viene operando muy de cerca en la campaña de Zoé Robledo a quien le faltan poco más de 500 días para “ser” gobernador de Chiapas, una ridícula estrategia que lanza malos mensajes
.* En Tapachula, la ambiciosa Rosy Urbina pretende imponer a su hija (Irene Rubiera Urbina) como una opción política para lo que se ofrezca, desde regidora, funcionaria o diputada local o, ¿por qué no?, como su sucesora: es lo malo de los advenedizos en Morena que piensan que la militancia y la sociedad es tonta y se chupa el dedo, porque una cosa es que haya sido beneficiaria indirecta del fallecimiento de Oscar Gurria Penagos y otra, que se lo merezca, lo valga o se lo vayan a permitir.
La extensa lista de concesionarias de taxis que recientemente liberó la oficina de Aquiles Espinosa el pasado 21 de diciembre, tiene tufos de corrupción que ya comienzan hasta Palacio de Gobierno: en muchos casos, se alerta del fraude, del moche, del arreglo bajo la mesa, de una calentadita de manos para permitir más concesiones, una delicia que Aquiles siempre ha codiciado y que, dicen, en esta ocasión, se volvió a despachar con la cuchara grande .