Patricia Espinosa /F&S
En Chiapas como en todo el país, han proliferado las escuelas con “cursitos intensivos” para medicina, sí, para ingresar casi garantizado a la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) y carreras afines a la salud.
Esas instituciones que se anuncian en las redes sociales -sin validez oficial de la SEP- prometen a los jóvenes cuyo sueño es ser médico, que, de llevar los cursos con ellos, obtendrán un espacio de los 360 que oferta la máxima casa de estudios. Todavía se atreven a decir que de 10 personas que toman el cursillo, 8 tendrán su espacio seguro. ¡Deberían estar en la cárcel por fraude!
Por lo menos siete de esas escuelas patito, se anuncian en las páginas de Facebook, 214 seguidores el que más tiene. Todos prometen un espacio en la universidad y así cumplir con su sueño, ser médico.
No, no es justo lucrar con los sueños de cientos de jóvenes que quieres continuar con su carrera universitaria. No es justo que padres y madres de familia desembolsen miles de pesos para cursos innecesarios. Los pueden tomar de forma gratuita. Hay que ir al origen ¿quiénes son los dueños de esas escuelas patito? ¿tienen alguna relación con trabajadores, maestros, funcionarios de la UNACH?
Este año la universidad recibió poco más de 4,000 solicitudes para presentar el examen de admisión para solo 360 alumnos aceptados. Similar a la Universidad Autónoma de México (UNAM), ahí hubo 15 000 aspirantes y solo 200 fueron aceptados este semestre, y 200 más lo serán en el siguiente; en la UNICH, de casi mil solicitudes, solo 120 estudiantes lograrán ingresar.
Los cursos de preparación, operaban de manera “normal”, hasta que las nuevas autoridades renovaron la base de datos de reactivos del examen de admisión para Medicina a fin de evitar actos de corrupción y filtración de contenidos. ¿Hubo errores? sí. Era un nuevo sistema. Los resultados se dieron en menos de 24 horas.
Todos tienen derecho a cursar una carrera universitaria, pero no bajo corruptelas de ningún lado. “Tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata”.
-Colapso migratorio
Son cientos de migrantes de diferentes nacionalidades que se quedaron varados en la frontera sur, en Chiapas entre Tuxtla Gutiérrez y Tapachula deambulan muchos de ellos y familias enteras.
Organizaciones civiles evidencian el funcionamiento inadecuado de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) que ni ayuda, ni tramita ni protege los derechos humanos de los migrantes.
El gobierno mexicano cada vez reduce más el recurso y les solicita más trabajo para acciones con las personas extranjeras que requieren agilizar los procedimientos de asilo.
El Colectivo de Monitoreo – Frontera Sur, mostró su preocupación por el deterioro institucional de la COMAR a quien acusa de presuntos actos de corrupción sobre colusión entre funcionarios y redes de abogados.
Apenas esta semana desalojaron a un grupo de venezolanos que vivían desde hace meses en un espacio público debajo del puente estrella de Ángel Torres.
Otros más piden se aclaren los criterios de selección para los vuelos humanitarios del INM, priorizando a grupos familiares y casos vulnerables que llevan meses esperando.
Las personas extranjeras ya no quieren seguir su camino a Estados Unidos, se acabaron las caravanas y sus integrantes se quedaron en Chiapas, hoy buscan quedarse o lo menos, regresar a su país. Nadie les resuelve.
Recomendación a la FGE
A destiempo, pero la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) emitió una recomendación dirigida a la Fiscalía General del Estado por la detención y muerte al interior del CERESO 5 en San Cristóbal de Las Casas de Adolfo Gómez, quien fue acusado en el 2020 por la desaparición del menor Dylan. ¿Se acuerdan del caso? Fue muy mediático.
Adolfo (QDEP), fue detenido y víctima de tortura mientras se encontraba bajo custodia. El organismo de derechos humanos reconoció su inocencia y señala su fallecimiento, fue a causa de violencia institucional.
Familiares hoy piden la reparación integral del daño, disculpas públicas y el reconocimiento de su inocencia.
Casos como este se remonta -para lavarse las manos- siempre al pasado. Pero… ¿quién era el fiscal en el 2020?
¡Es cuanto!