Susana Solís Esquinca
Bastó que se mencionara la palabra relevo en la dirigencia estatal de Morena Chiapas para que la artillería mediática saliera en defensa de su hasta ahora líder, Carlos Molina. Casi publican los fundamentos y doctrina del movimiento morenista para argumentar que no se puede cambiar así nomás a las dirigencias, como si Morena respetara sus propios estatutos y no estuviera al servicio del poder.
Los cambios son inevitables porque es la regla política que impera en todos los partidos, sin excepción. Todos traen el ADN de la escuela priista, con las mismas prácticas, códigos y trampas. Si el poder requiere que se cambie toda su estructura local, incluyendo consejeros y consejeras, eso ocurrirá más temprano que tarde. A Carlos Molina no lo van a desarropar, le darán un premio de consolación y ¡abur!
La nueva conformación política del estado está en marcha y esto se decidirá desde las altas esferas, como ocurre sexenio tras sexenios, unos llegan, otros se van y uno que otro repite de común acuerdo, nada extraordinario, es el manual de lo que aprendieron del padre de la política mexicana: el PRI.
Dejar de estirar la mano y ponerse las pilas
En la Primera Convención Hacendaria del Estado, donde participaron los alcaldes, el gobernador Eduardo Ramírez les dejó muy claro que los nuevos tiempos exigen que los ayuntamientos realicen una eficiente recaudación de impuestos, sobre todo el catastral, que es una buena fuente de ingresos propios.
Pero sobre todo les mandó un mensaje contundente: finanzas sanas, transparencia y trabajo responsable; situación que no a muchos alcaldes se les da porque siguen manejando su municipio con actitud caciquil y no se diga de los dineros que les llegan y que manejan como si saliera de su bolsa; en suma, que dejen de estirar la mano y trabajen para allegarse de recursos propios para beneficio de sus representados.
No faltó la advertencia que estarán vigilados en el manejo de las finanzas públicas para que luego no vayan a llorar a la Auditoría Superior del Estado.
Un sopapo y 2 sobadas
Así nos trae Estados Unidos. Un fin de semana nos manda una bomba nuclear con el tema de dos bancos y una casa de bolsa presuntamente vinculadas con el lavado de dinero de narcoterroristas y al día siguiente dos noticias medianamente buenas como la reducción de impuestos al uno por ciento en las remesas en efectivo y el levantamiento de la veda del ganado por el tema del gusano barrenador.
No somos piñata dice la presidenta Claudia Sheinbaum y tiene razón, más bien somos los hijos e hijas del imperialismo que lo mismo nos asesta un coscorrón y luego nos da una sobadita y así serán los próximos años con Donald Trump al mando.
That’s All.